Hace 181 años falleció en Santa Marta, Colombia, nuestro
Padre Libertador, Simón Bolívar.
El genio de América murió contando 47 años de edad y como
sentenció José Martí, murió pobre y dejó una familia de pueblos.
Con diversos actos se honrará su memoria en todos los países
que fueron liberados por su espada y su accionar revolucionario.
La bandera nacional debe permanecer a media asta en los edificios
públicos y hogares en tributo a la memoria de quien dejó su vida por darnos
vida republicana y libre.
Cinco naciones fueron liberadas del yugo español por el
hombre más grande de América: Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela y Ecuador.
Unidad fue el clamor hecho en su lecho de muerte un 17 de
diciembre de 1830, a la una y tres minutos de la tarde, cuando el sol de
encontraba su máximo punto, Simón Bolívar fallecía dejando un legado
insuperable. Sus ideas aún vigentes, son el eco de las Luchas Libertarias
ejecutadas por nuestros Héroes.
La última proclama sigue siendo documento de profunda
reflexión.
El 10 de diciembre de 1830 es el día de la última proclama
del Libertador, dictada desde su lecho de moribundo. Firmó el testamento y
recibió los Santos Sacramentos de manos del humilde cura de la aldea de
Mamatoco, quien llegó en la noche con sus acólitos y varios indígenas.
Luego, rodeado de sus más íntimos amigos, como José
Laurencio Silva, Mariano Montilla, Joaquín de Mier, Ujueta, Fernando Bolívar,
etc., el notario Catalino Noguera empezó a leer el histórico documento, pero
apenas llegó a la mitad, porque la emoción y el dolor le ahogaron la voz.
Continuó la lectura Manuel Recuero. La última Proclama dice así:
Colombianos:
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad
donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi
fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que
desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra
credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la
libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las
puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice
que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria
que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien
inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para
libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones
al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías
sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la
patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la
Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de
1830.
Simón Bolívar
Honremos a nuestro Libertador con la acción diaria,
sostenida, y genuinamente revolucionaria.
(Produce pena constatar cómo los medios de comunicación, de
lado y lado, obvian la efeméride…)
Fuente: Aporrea/ www.aporrea.org