Seguimos luchando por la Liberación Nacional y el Socialismo
Carlos Marx y
Federico Engels redactan el Manifiesto del Partido Comunista (1848), donde
plantean como objetivo fundamental de la clase explotada (el proletariado)
emanciparse de la clase que lo oprime (la burguesía), al mismo tiempo que la
sociedad entera se emancipa de la explotación y la opresión, mediante la lucha
de clases.
V.I. Lenin, dirigente del Partido bolchevique de Rusia, ideó
y elaboró toda una teoría para la creación de un Partido proletario revolucionario;
un Partido diferente a los socialdemócratas reformistas de la II Internacional.
Atribuyó una importancia fundamental a la unidad orgánica de
este nuevo Partido, pues no podría cumplir su papel de vanguardia si no es la
fuerza organizada de la clase obrera. “Para lograrlo, el Partido debe mantener
su cohesión por medio de la unidad de voluntad de acción y poseer una
disciplina que deben observar rigurosamente, en la misma, los dirigentes y
militantes de base”.
En la organización de este Partido, Lenin precisó un papel
importantísimo al centralismo-democrático. El partido debe estructurarse de
manera tal que cada organización y cada miembro actúen de acuerdo a un plan
único. El Partido debe tener un solo Programa y unos Estatutos únicos, obligatorios
para todas sus organizaciones y miembros. En el Partido hay una sola
disciplina: la minoría se somete a la mayoría.
La dirección del Partido debe tener un carácter colectivo.
Lenin sostenía que ésta, en todos sus eslabones, de abajo hacia arriba, debe ser
colectiva, o sea, apoyarse en la teoría marxista, en la iniciativa y
experiencia de los cuadros del Partido y las amplias masas. Esta dirección
colectiva permite la manifestación de iniciativas de cada uno, aportando
criterios y experiencias enriquecedoras, para resolver los asuntos, después de
oír la opinión de la mayoría. Esta participación de las masas disminuye la
influencia de circunstancias casuales y personales en la toma de decisiones.
El centralismo-democrático otorga importancia fundamental a
la crítica y la autocrítica para el examen de los diversos aspectos políticos
del Partido, como arma siempre presta e instrumento imprescindible para
descubrir y eliminar defectos.
Breves antecedentes
Los acontecimientos internacionales que se dieron en la
década de los años veinte inciden en el desarrollo político de nuestro país, el
cual, para el momento, estaba sometido al régimen de represión de la tiranía de
Juan Vicente Gómez.
La victoria lograda con la Revolución Socialista de Octubre,
que derrocó al zarismo y estableció un gobierno de la clase obrera en Rusia,
generó un influjo mundial, llegando a Venezuela matizada por el aislamiento
generado por la tiranía y por el desarrollo nacional del capitalismo por la
explotación del petróleo.
Surgieron tres vertientes revolucionarias que, al confluir,
habrían de generar al Partido Comunista de Venezuela.
Estas vertientes están mayormente explicadas en el libro de
Fernando Key Sánchez sobre la Fundación del PCV, identificadas como: la obrera
y popular, integrada por el proletariado que se comenzaba a desarrollar en el
país; la de los exiliados antigomecistas devenidos en comunistas en el
exterior; y, la originada en los sectores de las capas medias radicalizadas a
partir de los movimientos de 1928-29.
“Fue solamente en las bóvedas del Castillo de Puerto
Cabello, entre marzo y noviembre de 1929, mediante las enseñanzas de Pío Tamayo
y la lectura de algunos libros revolucionarios, cuando un sector radicalizado
de los estudiantes del 28 comenzamos a tener ideas más claras acerca de la
explotación capitalista e imperialista, de la organización del proletariado
para la toma del poder, de la necesaria destrucción del capitalismo y
construcción del socialismo; acerca de los objetivos inmediatos y mediatos de
un Partido Comunista” [i].
Se constituyeron tres grupos: “Lecciones obreras”, integrado
por Rodolfo Quintero, Kotepa Delgado, Juan B. Fuenmayor, Ángel Márquez, Pedro
Juliac, Fernando Key Sánchez y otros; el grupo “Pomposo PCV”, encabezado por
Raúl Osorio y Víctor García Maldonado, que logró agrupar a más de 30 personas y
editó “Lo que todo obrero debe saber”; y, los grupos de las plazas Baralt y
Urdaneta, en Maracaibo, donde, bajo condiciones similares a las del centro del
país, aparecieron estos núcleos con la participación de Isidro Valles, Elio
Montiel, Olga Luzardo, Espartaco González y Eduardo Arcila Farías, entre otros.
Nace el PCV
“En enero de 1.931 llega a Caracas Aurelio Fortoul,
militante del PC Francés, enviado por el grupo de comunistas venezolanos en
París y por el Buró del Caribe de la Internacional Comunista. Poco después
llega Mariano Fortoul, militante del PC de Estados Unidos. Ambos traían la
misión de construir el PCV” [ii].
Ellos establecieron relaciones con el grupo “Pomposo” y
decidieron constituir la primera célula el 5 de marzo de 1.931. Para el 6 de
abril estaban creadas seis células y el Comité Radial, cuyo secretario era
Ramón Abad (Temístocles) y el tesorero Roberto Maggi (David). Continuó
creciendo el número de células, así como de comités sub radio y se procedió a
formar fracciones en las sociedades gremiales.
El 1° de Mayo de 1.931 circuló impreso el primer Manifiesto
del Partido que representaba la sección venezolana de la Internacional
Comunista. Al respecto, dice Hemmy Croes: “Aquel documento se tituló
‘Manifiesto del Partido Comunista al pueblo trabajador’ y llevaba como
antetítulo ‘La lucha por el pan y la tierra’” [iii]. Su aparición generó una
ola de represión en la que varios afiliados cayeron presos. “El 29 de mayo, a
causa de la imprudencia de un afiliado y la acción de un ganapán delator, fue
localizado el sitio donde se dictaban los cursillos y fueron apresados por la
policía gomecista 10 integrantes directivos de la organización existente” [iv].
Este golpe a la dirigencia del movimiento generó una
desorganización general. Posteriormente, en agosto del 31, se establecieron
nuevos contactos entre Rodolfo Quintero, Ángel Márquez y Fernando Key Sánchez
para reestructurar el PCV y acordaron constituir el “Comité Organizador”.
“Para 1932 estaban organizados unos 300 militantes en
células y se tenían unos 600 simpatizantes en ‘grupos de prueba’ (...) Para
febrero de 1932 se convoca y efectúa una Conferencia Regional, con unos treinta
delegados, que crea un Comité Central Provisional” [v].
Constancia y compromiso
Se precisarían innumerables páginas, no sólo para intentar
dar alguna cercana idea de los sacrificios que significaron crear e impulsar la
organización comunista –en medio de la más feroz clandestinidad y persecución–,
sino para reseñar ocho décadas de luchas y combates, de torturas,
desapariciones y asesinatos, de avances revolucionarios, de reveses, de errores
y aciertos.
Pero, el Partido Comunista de Venezuela, durante sus ya 81
años, ha sido siempre un Partido revolucionario, que siempre ha sido, y será,
leal al marxismo-leninismo, a la revolución socialista, al internacionalismo
proletario, a la lucha contra la dominación de los monopolios imperialistas
norteamericanos, y a la conquista para nuestro pueblo de libertad, democracia y
bienestar.
Notas:
[i] Key Sánchez, Fernando. Fundación del Partido Comunista
de Venezuela. Caracas, Fondo Editorial Carlos Aponte, 1980. p. 6.
[ii] Ibid. p. 10.
[iii] Croes, Hemmy. El movimiento obrero venezolano
(elementos para su historia). Caracas, Ediciones Movimiento Obrero,1973, p. 65.
[iv] Key Sánchez, F. OP. Cit. p. 16.
[v] Ibid. p. 20.
Articulo: Tribuna Popular
Fuente: PCV Venezuela
www.pcv-venezuela.org