El historiador
zuliano Juan Romero, nos recordaba recientemente las características del
fascismo, según la tesis del pensador italiano Umberto Eco: Culto de la
tradición. Rechazo a la ilustración.
La acción por la acción. Pensar es una
forma de castración. Rechazo del pensamiento crítico. Miedo y odio a lo
diferente. Manipulación de las clases medias frustradas para recuperar su
“status”. Xenofobia. Ánimo permanente de confrontación. Elitismo, desprecio por
los débiles. Culto a la muerte.
Observando la
conducta pública del “líder” de la oposición venezolana, pudiéramos comentarlo
así: Culto a la tradición capitalista de la propiedad privada en pocas manos;
escasa o nula formación intelectual; llamado a acciones irresponsables;
exaltación de la ignorancia; miedo y odio al populacho; agrupamiento bajo
chantaje de la pequeña burguesía; desprecio por pueblos hermanos; sentido de
pertenencia a un grupo superior; propaganda de muerte.
Pero este
fascismo caprilista tiene un estilo “mosquita muerta”, como se decía en mi
pueblo: “tira la piedra y esconde la mano”. Es fascismo puro y duro, mercenario
y avaro; aunque dosificado.
Tendríamos que
agregarle a este neo fascismo criollo del siglo XXI, un supremo servilismo
frente a las potencias imperialistas, sacralización del modelo de vida gringo,
rechazo a los valores culturales humanistas, exacerbación del consumismo como
sinónimo de éxito, imposición de un pensamiento único: el neoliberalismo,
mimetización con tendencias populares para engañar electores, uso monopólico de
la mediática mundial, xenofobia clasista anti proletaria, culto al componente
inmigrante burgués, desprecio por el destino del país, y simulación de demócratas.
Capriles se
disfrazó de pseudo patriota para ganar adeptos distraídos el 14-A, igual que el
partido nazi se autoproclamaba “socialista” y “obrero”, aunque su verdadero
objetivo era destruir el proyecto socialista y esclavizar a la clase obrera.
Así que no es
nuevo ese arte de engañar del fascismo, al contrario, es su táctica particular,
porque de revelar sus intenciones, las masas lo rechazarían como la cosa
perversa e irracional que verdaderamente es.
Por eso las
“solidaridades” automáticas de la derecha internacional con los aruños en el
rostro de Julio Borges, contrastan ofensivamente con la indiferencia ante los
muertos y heridos que provocó el llamado fascista a desconocer la voluntad
popular expresada democráticamente el 14 de Abril.
La Revolución Bolivariana pasa por un momento crítico. El fascismo
pro imperialista, apoyado por gobiernos extranjeros, como el estadounidense, el
español y el israelita, tratará de mantener en jaque constante al país; y en
eso del engaño, nadie como Odiseo, el que concibió la treta del Caballo de
Troya.
En estos días la
tabla de ajedrez vuelve a ser el campo de batalla. Inteligencia y ojo
avizor.
Artículo: Ildefonso Finol
Fuente: CBSCR