El Gran Mariscal pensaba, como
Bolívar, que la integración de los países que él ayudó a liberar de los
españoles, era lo único que los podía hacer fuertes contra los imperios
existentes en esa época.
¡Levantad el grito, armaos, uníos, y
hacerles sentir que nunca son esclavos los pueblos que resuelven ser libres!
Antonio José de Sucre
"Cuando un aciago día del mes de
junio de 1830, las balas fratricidas cortaron la existencia de un cumanés de 35
años en los riscos de Berruecos, no tan sólo mancillaba la historia de la
Emancipación con un acto brutal y repugnante, como la mancha en un cuadro
genial, sino que se irrumpía la carrera de un hombre que acaso era el único
capaz de revitalizar la obra del forjador de la libertad de América del Sur,
agotado por la enfermedad. Con el vil asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho
se torció el rumbo de la vida política del continente americano. La flor de los
caballeros de la epopeya libertadora había sido suprimida. Bolívar lo llora con
dolor, asco, tristeza e indignación".
Pedro Grases
Hoy no voy a referirme al fin de la
vida de Antonio José de Sucre, ustedes lo pueden leer en mi artículo en Aporrea
bajo este mismo título; lo que sí quiero es dejar constancia del mensaje
político que él dejó a la juventud de los pueblos bolivarianos que luchan por
su libertad económica, política y social. Debemos entender que nuestro proceso
para la libertad económica, social y política aún no ha terminado, y que si no
seguimos luchando por lo que ha conquistado la revolución bolivariana en
Venezuela, Ecuador y Bolivia, todo se vendrá al suelo, como se vino la libertad
que consiguieron nuestros libertadores. Muy pronto tras esa libertad tan
duramente conquistada el 9 de diciembre de 1824, el imperio inglés se apoderó
de los servicios públicos de toda la América, y no tardaría mucho tiempo para
que los EEUU como lo había predicho nuestro Libertador Simón Bolívar, se
adueñara de todas nuestras economías y hasta de la mundial. Por ello la vida y
obra del Gran Mariscal de Ayacucho es ejemplo a seguir no sólo de nuestra
juventud, sino de todos los pueblos bolivarianos.
El Mariscal Sucre fue ejemplo de
honradez, magnanimidad, nobleza y lealtad. También es ejemplo a seguir como
guerrero en la lucha por la libertad y unión de nuestros pueblos. Así lo hizo
hasta el fin de su vida.
Ejemplo de su honradez la tenemos
cuando Simón Bolívar lo encargó en enero de 1820 de compra del armamento en Las
Antillas para la guerra de nuestra independencia, no sólo lo adquirió sino que
presentó una relación completa del armamento comprado, sino que mostró una
relación de gastos hasta el último centavo. Y como presidente de Bolivia 1825 –
1828, empleó a los hombres más honestos para cargos públicos y castigó
severamente actos de corrupción, cosa que había hecho antes con los oficiales y
tropas a su mando. Cuando después del Motín de Chuquisaca, 18 de abril de 1828,
lo cual causó su renuncia a la presidencia de Bolivia, hubo personas que
hurgaron en todos los papeles públicos algún detalle o motivo para acusar a
Sucre de corrupto, pero no encontraron causa alguna.
Hablemos ahora de la nobleza de Sucre,
cuando regresó de Bolivia a Quito tuvo problemas con el general Flores porque
éste le impuso a la los familiares de su mujer una cuota de 300 pesos para
gastos que había ocasionado la guerra de la independencia y quería cobrarla a
la fuerza. Flores encargó a personas para que fuesen a las propiedades de los
familiares de su señora esposa para tomar a la fuerza objetos de allí y cubrir
así la cuota asignada a la familia de Marian Carcelen. Sucre, se indignó con el
general Flores, que casi ni lo dejó bajarse de su caballo, a su llegada a
Quito, para presentarle una carta cobrándole a su suegra la cuota ya
mencionada. El cumanés le escribió una carta muy seria a Flores, quien lo acusó
de estar conspirando contra él, de alzar a la gente a quienes les habían
impuesto cuotas para que no pagaran y una pila de sandeces más, según carta que
el mismo Flores le escribió al Libertador. Una vez arreglado el asunto, Sucre
trató a Flores como uno de sus mejores amigos y hasta le dio a su hija Teresita
para que la bautizara como premio del comportamiento del general Flores en la
batalla del Portete de Tarqui, 27 de febrero de 1829. Otro de sus actos nobles
se deriva en la noche que conoció a su futura esposa, Mariana de Carcelen. El
general Sucre fue invitado por el Marques de Solanda a una fiesta en su casa
para homenajearlo por su triunfo en la batalla de Pichincha, 24 de mayo de 1822
y sucedió lo siguiente, el general vencedor de la batalla de Pichincha conoció
a la marquesa en un salón de la casa del Marques donde se suponía que no debían
estar personas del sexo masculino, y no sólo esto, sino que el Marques
sorprendió a Sucre y a su hija Mariana muy acaramelados, por lo que el marques
tuvo un cambio de palabras con él. Esto bastó para que quien llegó a ser el Gran
Mariscal de Ayacucho se sintiese obligado a contraer matrimonio con dicha dama.
Sucre magnánimo, así los podemos ver
cuando en noviembre entre los días 27 y 28 1820 cuando redactó el Tratado de
Regularización de la Guerra por ordenes del Libertador. Este tratado quiso
hacer la guerra menos sangrienta de lo que era, y se convino con los españoles
hacer cambio de prisioneros de guerra, cambio que se hacía según el rango de
cada quien en su tropa, no se permitió y se convino en no llevar a prisión a
heridos en los frentes de batalla, estos debían ir a hospitales para ser
curados, se convino entre los patriotas y realistas que a todas las personas
muertas en batallas se les diese sepultura.
Bolívar dijo,
“Este tratado es digno del alma del
general Sucre; el más bello monumento a la piedad aplicada a la guerra.”
Antonio José de Sucre con la redacción
del Tratado de Regularización de la Guerra se convirtió en líder de la defensa
de los Derechos Humanos, este tratado fue la base para la creación de la Cruz
Roja (1864) y el tratamiento de los heridos se le adelantó por siglo y cuarto,
a la Convención de Ginebra de 1949 cuando se convino en el trato que se le debe
dar a los heridos.
En cuanto a la lealtad de Sucre, fue
el soldado más fiel que tuvo el Libertador a su cargo, presto a servirle en
cualquier circunstancia, hay historiadores que dicen que, “Por seguir a Bolívar
hasta casi el fin de su vida le causó su muerte” Veamos, el Mariscal La Mar
invade la provincia de Guayaquil a principios del año 1829, Bolívar que tenía
como Jefe de las tropas libertadoras del Sur al general Juan José Flores no
confiaba mucho en él y prefirió al general Sucre para que tomase el mando de
las mencionadas tropas y es así como le escribió una carta a Guayaquil el 28 de
octubre de 1828 porque ya temía la invasión de esa provincia por parte de La
Mar. Sucre recién había llegado de Bolivia y el Libertador le ordenó tomar el
mando como Jefe Supremo del Ejército del Sur. El Gran Mariscal como noble que
fue, dudó un momento, no quería desplazar a su amigo Flores del mando del
mencionado ejército del Sur, pero al fin acepto y trató de mediar con el
Mariscal La Mar para que no hubiese una guerra entre el Perú y Bolivia. La Mar
no aceptó y más bien trató de sorprender al general Sucre colocándole en el
Portete de Tarqui a su ejército a las espaldas de las tropas mandadas por
Sucre, éste se percató del hecho y en una batalla que duró media hora derrotó
con 3.500 hombres a una tropa que alcanzaba los 10.000 soldados. La Mar al
rendirse temió que el cumanés tomase represalias e invadiese al Perú, por lo
que Sucre le dijo, “La victoria no da derecho.”
Ahora díganme Uds. lectores qué país
en este mundo actual no invade totalmente a un país enemigo y permanece allí
por años.
Ahora vayamos al mensaje político que
deja el Gran Mariscal de Ayacucho a la juventud actual de los pueblos
revolucionarios, este mensaje no es otro que la lucha continua que hay que
seguir por la libertad y unión de los naciones en contra del imperialismo. El
Gran Mariscal tras su victoria en Ayacucho quiso acompañar con todo su
ejército, (una maquinaria bien acoplada) y oficiales a su mando para ir a La
Habana para liberarla de los españoles. Cosa que no se realizó al negar Lord
Chocrane, Jefe Supremo de la Marina chilena los barcos para esa expedición, sin
transporte para las tropas era imposible tal hazaña.
La unión de la Colombia, La Grande fue
lo que lo llevó a su muerte. Bolívar lo llamó para que fuese al Congreso
Admirable que se celebró en Bogotá entre enero y mayo de 1830, Sucre fue
nombrado presidente de ese congreso que trató de que la Gran Colombia no se
desintegrara e inclusive el Gran Mariscal con una pequeña comitiva trató de
llegar a Valencia para parlamentar con el general Páez y convencerlo de que no
se separara de Colombia, La Grande, pero fueron impedida de avanzar desde
Táriba por ordenes del mismo Páez. Viendo el cumanés que ya era imposible hacer
nada por la unidad de Colombia, como se le llamaba, no aceptó más cargos
públicos y decidió irse a Quito para dedicarse únicamente a su esposa e hija,
pero fue emboscado por órdenes emanadas de enemigos del Libertador y de él
mismo, se señalan como autores intelectuales a los generales Juan José Flores,
Hilario López y José María Obando, y yo añado que quizá algo tuvo que ver el
segundo esposo de la Marquesa de Solanda, Isidoro Barrigas. Sucre fue muerto de
un tiro en Berruecos tal día como hoy, 4 de junio de 1830.
El Gran Mariscal pensaba, como
Bolívar, que la integración de los países que él ayudó a liberar de los
españoles, era lo único que los podía hacer fuertes contra los imperios
existentes en esa época, y esa lucha por la libertad debía ser constante, hasta
lograr la emancipación absoluta. Esto está vigente hoy. De tal forma, no
debemos abandonar nunca nuestra lucha por la libertad económica, política y
social contra naciones imperialistas hasta ser completamente libres.
¡Viviremos y venceremos!
Artículo: Gil Ricardo Salame Ruc
Fuente: RNV