Sin duda la tarea más complicada de Nicolás es sustituir a
Chávez en la Presidencia. En medio del dolor por la pérdida de nuestro
Comandante Eterno, tener que levantar su espada y seguir el combate no es nada
fácil. Pero tocaba.
Hoy vemos a un Nicolás Maduro, que si los primeros días de
su mandato tuvo algún titubeo o gesto inseguro, se ha transformado en apenas un
par de meses en un gobernante aplomado y firme, sensible y ultra dinámico.
Exitoso.
El primer gran éxito es haber ganado el 14-A. Aunque soy de
la idea de que hay que hacer balances críticos de todas las coyunturas, y los
números sacados por la oposición deben ser motivo de análisis para enrumbar
nuestra estrategia por caminos de fortaleza, lo importante es que ganamos el
14-A y que la Revolución Bolivariana continúa.
El segundo gran logro de Nicolás, es haber implementado el
Gobierno de Calle. Este método de gestión, además de legitimar nacionalmente al
nuevo Presidente, tiene muchas virtudes:
1) Saca al Gobierno del ruido
capitalino y los edificios enceguecedores que no dejan ver la amplia y profunda
realidad del país.
2) Permite el contacto directo con las diversas realidades
regionales que componen la nación.
3) Abre espacios de discusión ciudadana que
no serían posible en un gobierno de oficinas.
4) Recorrer el país es empaparse
mejor de las problemáticas.
5) Se hace contraloría política al más alto nivel;
por tanto, 6) se toman los correctivos in situ y se ponen en marcha las
soluciones.
El tercer batazo de Nicolás es un jonrón: en dos meses ya
nadie discute en el plano internacional la legitimidad de Nicolás.
Su
experiencia como Canciller por seis años, junto al Padre Comandante, le enseñó
a Nicolás las artes para tener éxito en política exterior. Hasta los gringos se
lo tuvieron que calar. Esto, a pesar que nos resbale la opinión yanqui, es muy
importante porque desmonta la patraña de la oposición fascista, que buscó en el
desconocimiento de los pulcros resultados electorales del 14-A, el atajo de la
sedición con apoyo internacional.
Un cuarto paso exitoso de nuestro Presidente Nicolás Maduro,
es la construcción de un discurso de paz que apunta a una nueva cultura social
de convivencia y prosperidad.
Esta visión de la sociedad fraterna, amén de
combatir con inteligencia el crimen e ir al fondo del problema, coloca al país
en la onda universal del buen vivir y el bien común, zancos para el salto
histórico a una nueva civilización.
Y como no hay quinto malo, el otro logro importantísimo,
crucial, esencial, es la lucha concreta contra la corrupción, flagelo
espeluznante que amenaza destruir las bases mismas de la República. En esto
todos somos solidarios actores del cambio.
Así que los enemigos de adentro y afuera han ido cogiendo
palco y calmita, porque todavía verán mucha revolución en marcha, a pesar de
los problemas que no ocultamos, pero que no serán excusa para que vuelva el
pasado.
Artículo: Ildefonso Finol
Constituyente de 1999
Fuente:CBSCR