sábado, 13 de agosto de 2016

El cumpleaños


Deseo expresar mi más profunda gratitud por las muestras de respeto, los saludos y los obsequios que he recibido en estos días, que me dan fuerzas para reciprocar a través de ideas que trasmitiré a los militantes de nuestro Partido y a los organismos pertinentes.

Mañana cumpliré 90 años. Nací en un territorio llamado Birán, en la región oriental de Cuba. Con ese nombre se le conoce, aunque nunca haya aparecido en un mapa. Dado su buen comportamiento era conocido por amigos cercanos y, desde luego, por una plaza de representantes políticos e inspectores que se veían en torno a cualquier actividad comercial o productiva propias de los países neocolonizados del mundo.

En una ocasión acompañé a mi padre a Pinares de Mayarí. Yo tenía entonces ocho o nueve años. ¡Cómo le gustaba conversar cuando salía de la casa de Birán! Allí era el dueño de las tierras donde se plantaba caña, pastos y otros cultivos de la agricultura. Pero en los Pinares de Mayarí no era dueño, sino arrendatario, como muchos españoles, que fueron dueños de un continente en virtud de los derechos concedidos por una Bula Papal, de cuya existencia no conocía ninguno de los pueblos y seres humanos de este continente. Los conocimientos trasmitidos eran ya en gran parte tesoros de la humanidad.

La altura se eleva hasta los 500 metros aproximadamente, de lomas inclinadas, pedregosas, donde la vegetación es escasa y a veces hostil. Árboles y rocas obstruyen el tránsito; repentinamente, a una altura determinada, se inicia una meseta extensa que calculo se extiende aproximadamente sobre 200 kilómetros cuadrados, con ricos yacimientos de níquel, cromo, manganeso y otros minerales de gran valor económico. De aquella meseta se extraían diariamente decenas de camiones de pinos de gran tamaño y calidad.

 Obsérvese que no he mencionado el oro, el platino, el paladio, los diamantes, el cobre, el estaño, y otros que paralelamente se han convertido en símbolos de los valores económicos que la sociedad humana, en su etapa actual de desarrollo, requiere.

Pocos años antes del triunfo de la Revolución mi padre murió. Antes, sufrió bastante.

De sus tres hijos varones, el segundo y el tercero estaban ausentes y distantes. En las actividades revolucionarias uno y otro cumplían su deber. Yo había dicho que sabía quien podía sustituirme si el adversario tenía éxito en sus planes de eliminación. Yo casi me reía con los planes maquiavélicos de los presidentes de Estados Unidos.

El 27 de enero de 1953, tras el golpe alevoso de Batista en 1952, se escribió una página de la historia de nuestra Revolución: los estudiantes universitarios y organizaciones juveniles, junto al pueblo, realizaron la primera Marcha de las Antorchas para conmemorar el centenario del natalicio de José Martí.

Ya había llegado a la convicción de que ninguna organización estaba preparada para la lucha que estábamos organizando. Había desconcierto total desde los partidos políticos que movilizaban masas de ciudadanos, desde la izquierda a la derecha y el centro, asqueados por la politiquería que reinaba en el país.

A los 6 años una maestra llena de ambiciones, que daba clases en la escuelita pública de Birán, convenció a la familia de que yo debía viajar a Santiago de Cuba para acompañar a mi hermana mayor que ingresaría en una escuela de monjas con buen prestigio. Incluirme a mí fue una habilidad de la propia maestra de la escuelita de Birán. Ella, espléndidamente tratada en la casa de Birán, donde se alimentaba en la misma mesa que la familia, la había convencido de la necesidad de mi presencia. En definitiva tenía mejor salud que mi hermano Ramón —quien falleció en meses recientes—, y durante mucho tiempo fue compañero de escuela. No quiero ser extenso, solo que fueron muy duros los años de aquella etapa de hambre para la mayoría de la población.

Me enviaron, después de tres años, al Colegio La Salle de Santiago de Cuba, donde me matricularon en primer grado. Pasaron casi tres años sin que me llevaran jamás a un cine.

Así comenzó mi vida. A lo mejor escribo, si tengo tiempo, sobre eso. Excúsenme que no lo haya hecho hasta ahora, solo que tengo ideas de lo que se puede y debe enseñar a un niño. Considero que la falta de educación es el mayor daño que se le puede hacer.

La especie humana se enfrenta hoy al mayor riesgo de su historia. Los especialistas en estos temas son los que más pueden hacer por los habitantes de este planeta, cuyo número se elevó, de mil millones a fines de 1800, a siete mil millones a principio de 2016. ¿Cuántos tendrá nuestro planeta dentro de unos años más?

Los científicos más brillantes, que ya suman varios miles, son los que pueden responder esta pregunta y otras muchas de gran trascendencia.

Deseo expresar mi más profunda gratitud por las muestras de respeto, los saludos y los obsequios que he recibido en estos días, que me dan fuerzas para reciprocar a través de ideas que trasmitiré a los militantes de nuestro Partido y a los organismos pertinentes.

Los medios técnicos modernos han permitido escrutar el universo. Grandes potencias como China y Rusia no pueden ser sometidas a las amenazas de imponerles el empleo de las armas nucleares. Son pueblos de gran valor e inteligencia. Considero que le faltó altura al discurso del Presidente de Estados Unidos cuando visitó Japón, y le faltaron palabras para excusarse por la matanza de cientos de miles de personas en Hiroshima, a pesar de que conocía los efectos de la bomba. Fue igualmente criminal el ataque a Nagasaki, ciudad que los dueños de la vida escogieron al azar. Es por eso que hay que martillar sobre la necesidad de preservar la paz, y que ninguna potencia se tome el derecho de matar a millones de seres humanos.

Articulo: Fidel Castro Ruz 
Agosto 12 de 2016, 10 y 34 p.m.
Fuente: Granma

sábado, 25 de junio de 2016

Honor y gloria a los soldados foráneos de la Batalla de Carabobo del siglo XXI


A razón de la gloriosa Batalla de Carabobo en fecha del 24 de junio de 1821 que consagro el proceso independentista  de la República Bolivariana de Venezuela del dominio imperialista de entonces por los patriotas venezolanos y extranjeros al mando del Libertador y Padre de la Patria, Simón Bolívar.

Quizás se haya documentado mucho de dicha gesta militar, de sus logros, de sus héroes de su ubicación pero poco se ha hablado de sus soldados extranjeros que sumaban filas dentro de los 6500 luchadores Patriotas entre los cuales, la historia destaca  a grandes héroes como es el caso de Luis Brión de Curazao, José Ignacio de Abreu y Lima, brasileño, Renato Beluche, franco estadounidense, Daniel Florencio O’Leary, irlandés, Antonio Valero de Bernabé, puertorriqueño entre otros, pero hay muchos más, héroes anónimos de diversas nacionalidades y regiones, incluso esclavos de nuestra América y desertores del mismo ejército español.

Hoy día, a 165 años de tan magnánimo acontecimiento estamos frente a otra Batalla de Carabobo, con las mismas características imperiales, políticas y sociales y por supuesto contamos como lo fue en su época  con un ejército patriota y un sin número de extranjeros.

Bolívar el Libertador, para el momento contó con el apoyo de gente foránea, mal llamados extranjeros, que desde ese entonces anhelaban una Patria grande, bella y soberana.

Chávez, el gigante, reivindico el ideal bolivariano engrosando las filas de “Pueblo unido y organizado”, con un sinfín de seguidores en todo el mundo y sobre todo en nuestra América.

Los tiempos modifican las herramientas de guerra, cambiamos la bayoneta por  el micrófono y el cañón por el medio de comunicación, pero la batalla es la misma caracterizada por el odio, la mentira y las ganas de poder de dominación imperialista.

Actualmente, la Revolución Bolivariana en Venezuela liderada constitucionalmente por el primer presidente chavista, Nicolás Maduro Moros es atacada vilmente valiéndose de recursos no solo psicológicos sino también elementos vulnerables para la sociedad como es el caso de  la escasez de alimentos y medicamentos, complementos primordiales para la existencia humana.

A pesar de las grandes y bien financiadas campañas internacionales mediáticas y políticas contra el chavismo tratando de confundir incluso hasta los adeptos, contamos con una mayoría de Pueblos hermanos que desde sus distantes y distintos escenarios abogan por la consolidación de la inclusión social tanto en Venezuela como en sus Patrias.

Particularmente, acá en Costa Rica, su Pueblo no está lejos de esa realidad, es decir, viven constantemente ataques mediáticos, complicidad y conspiración de la mayoría de ex presidentes, politólogos, directorios legislativos, medios comunicativos locales y la arremetida de algunos venezolanos que suelen llamarse Refugiados, todos, con el único fin de restar credibilidad a la Revolución Chavista, disparando mentiras al momento que resaltan los logros de una democracia participativa que rompería por completo el marco tradicional del capitalismo desenfrenado y perverso.

Hoy, en vísperas de aquella batalla carabobeña, ejemplo de lucha soberana la cual marcó la plataforma de la independencia venezolana con un ejército multinacional, vaya mi respeto, solidaridad, apoyo y abrazo a nuestros hermanos y hermanas costarricenses que apoyan lo verdaderamente apoyable, que se solidarizan con el Pueblo venezolano y su gobierno, el cual se niega a pesar de un destructible ataque mediático-político a no dejarse arrebatar su independencia soberana.

Así como en 1821 se aliaron hombres y mujeres de otras nacionalidades a la decisiva Batalla de Carabobo por la independencia venezolana contra el imperialismo español, hoy, el Pueblo costarricense se suma a esa lucha que actualmente vive y sufre el Bravo Pueblo y su soberano gobierno con el imperialismo actual encabezado por los Estados Unidos de Norteamérica.

Por lo tanto en conmemoración de la Batalla de Carabobo y sus honorables soldados de otras naciones que dieron su vida y apoyo incondicional por convicción de amor Patrio, hoy, honro a nuestros hermanos y hermanas de los Círculos Bolivarianos Socialistas de Costa Rica y del Comité de Solidaridad por Venezuela y la Revolución  Bolivariana, por ser activos y absolutos soldados carabobeños, amantes de nuestra Revolución Bolivariana, fieles a la causa demostrando su apoyo, solidaridad y amor a nuestros hermanos y hermanas venezolanos como también al Presidente Nicolás Maduro Moros, además del compromiso bolivariano que sienten y viven, siendo, fieles portavoces  y defensores del legado de nuestro Comandante Eterno, Hugo Rafael Chávez Frías.

A ustedes, mis queridos y queridas Camaradas, humildemente, honro su fidelidad, compromiso y abrazo a la Revolución Bolivariana y Chavista como soldados extranjeros, creyentes y luchadores en la Batalla de Carabobo del siglo XXI.

Articulo: Eduardo Medina Guevara

Fuente: CBSCR Prensa

miércoles, 25 de mayo de 2016

Hace 190 años que el Libertador Simón Bolívar recibe el medallón de Washington



Si observamos con detalle, en diferentes cuadros, retratos, billetes, esculturas y estatuas de nuestro Libertador, veremos que en el pecho tiene colocado un medallón de forma ovalada con la efigie en miniatura de George Washington. El medallón fue ofrendado a Simón Bolívar por Gobierno de Estados Unidos de América y fue una joya muy apreciada por Bolívar, a tal punto que desde que lo recibió hasta su muerte, lo lucio en su pecho durante casi todas las recepciones a que asistió. A continuación relataré su historia.

En 1825 en nombre del Gobierno de Estados Unidos de América, George Washington Parke Custis hijastro del prócer norteamericano George Washington (fallecido 27 años antes), en reconocimiento a la lucha que realizó Bolívar por la independencia suramericana, le envía un medallón con el retrato del héroe de la independencia de Estados Unidos y primer presidente de esa nación. Pero lo que da todavía más realce a este presente, es que el gobierno norteamericano encargó al Marqués José María Lafayette, de trasmitir a Bolívar tan expresivo recuerdo. El Marqués de Lafayette es considerado uno de los héroes de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. En el medallón venía igualmente un mechón de cabello Washington ya que en la época era común regalarse cabello.

Lafayette llega a Colombia en Septiembre de 1825 con el Medallón, pero Bolívar se encontraba en ese momento en Lima Perú. El marques Lafayette imposibilitado de continuar hacia Perú ya que tenia planificado partir para Europa en los próximos días, entrega el presente al abogado antioqueño José María Salazar, junto con una carta que redacta para el Libertador en el momento y otra carta enviada por el Hijo de Washington. Salazar posteriormente le envía el Medallón y las cartas a Bolívar al Perú.

Tuvieron que transcurrir 8 meses, hasta que 25 de mayo de 1826, estando Bolívar todavía en Perú en la ciudad de Arequipa, recibe el obsequio llegado desde el otro extremo del continente. Al recibir el Medallón de Washington, Bolívar escribe al hijo de éste:

“Hoy he tocado con mis manos este inestimable presente. La imagen del primer bienhechor del continente de Colón, presentada por el héroe ciudadano General Lafayette y ofrecida por el noble vástago de esa familia inmortal, era cuanto podría recompensar el más esclarecido mérito del primer hombre del universo. ¿ Seré yo digno de tanta gloria ?
No: mas la acepto con un gozo y una gratitud que llegarán, junto con los restos venerables del padre de la América, a las más remotas generaciones de mi patria ellas deberán ser las últimas que queden del Mundo Nuevo. Acepte Ud., señor, los testimonios más sinceros y más respetuosos de mi perfecta consideración".
Bolívar

Las características del medallón son las siguientes: Es un medallón de oro en forma oval, con un diámetro mayor de 7 centímetros por otro de 5, que tiene por el anverso el retrato de Washington, artisticamente ejecutado en una miniatura realizada por Gilbert Steward, basada en el conocido cuadro de Robert Field y en el reverso un esmalte azul en cuyo centro aparece cubierto por un óvalo pequeño de cristal el mechón de cabello de Washington. En derredor del cristal y sobre una lámina de oro está grabada la siguiente inscripción escrita en latín :

Aüctoris libertatis americanje in septentrione hanc
Imaginem dat filius ejus (Pater Patriiíe)
Adoptatüs illi gloriam simile in austro adeptus est.

Se traduce como: “Este retrato del autor de la libertad en la América del Norte, lo regala su hijo adoptivo a aquél que alcanzó igual gloria en la América del Sur”.

El Medallón fue una joya muy apreciada por Bolívar, desde que lo recibió en mayo de 1826 hasta su muerte, Bolívar lo lucio en su pecho durante casi todas las recepciones a que asistió. Adicionalmente aparece en innumerables cuadros, retratos, estatuas, esculturas y hasta en nuestros billetes.

Al morir Bolívar, el Medallón lo conservó su familia, hasta que en 1870 uno de los sobrinos de Bolívar, el señor Pablo S. Clemente lo regaló al Presidente de Venezuela Guzmán Blanco, quien dispuso fuese colocado en el Museo Nacional de Caracas. Actualmente el Medallón de Washington reposa en las Bóvedas del Banco Central de Venezuela, junto con otras joyas del Libertador.

Articulo: Víctor Torrealba
Fuente: Monedas de Venezuela

lunes, 2 de mayo de 2016

Bicentenario de la Batalla Naval de los Frailes




El Jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, recordó el hecho como el "inicio del ciclo victorioso de la Patria Grande"

Tal día como hoy, hace 200 años, se libró la Batalla Naval de Los Frailes, al noreste de la isla de Margarita, en la cual una escuadra expedicionaria republicana que transportaba tropas hacia Venezuela, enfrentó en los alrededores de ese archipiélago venezolano a una patrulla marítima española, derrotándola y capturando dos barcos, el bergantín «Intrépido» y la goleta «Rita».

El 2 de mayo de 1816 se libra el combate naval de Los Frailes entre las goletas (buque insignia de la escuadra) patriotas General Bolívar, General Mariño, Feliz y Consejo, y la goleta española Rita y el bergantín Intrépido.

Ese día, el capitán de Navío Luis Brión, con el apoyo de otros importantes jefes patriotas de la Expedición de Los Cayos, venció a los capitanes realistas Iglesias y Ocampo, tras el abordaje de las embarcaciones españolas. La goleta «Rita», aunque había intentado huir ante la inminente derrota, fue apresada finalmente cerca de la isla La Blanquilla, gracias a la persecución que emprendieron las goletas «General Mariño», «Feliz» y «Consejo».

El desarrollo

Pablo Morillo y sus lugartenientes colocaron una flotilla en Los Frailes, para cerrar el acceso marítimo patriota a Margarita, donde los patriotas de Juan Bautista Arismendi controlaban más de la mitad del territorio insular.

Alrededor de Los Frailes los españoles habían estacionado varias naves con funciones de vigilancia y para repeler la amenaza patriota. Sin embargo, las naves vigilaban la ruta del noroeste, mientras que la expedición republicana cursaba del lado contrario de los islotes, al noreste.

El combate se prolongó durante más de tres horas, y en él murieron numerosos españoles, entre ellos el propio comandante del «Intrépido», Don Rafael Iglesias. También el Comandante Luis Brión resultó herido.

Esta batalla formó parte de la campaña emprendida mediante la Primera Expedición de los Cayos, organizada a fines de 1815 por el Libertador, Simón Bolívar, quien en marzo partió desde el puerto de Los Cayos de San Luis (Haití), al mando de una escuadra compuesta por los siguientes buques: goleta «Bolívar» (La Comandanta, de seis cañones, capitaneada por Renato Beluche); goleta «Mariño» (anteriormente «Diana», con una colisa, dirigida por Thomás Dubouille); goleta «Piar» (anterior “Decatur», con un cañón de 18 y dos pequeños por banda, mandada por John Parnell); goleta «Brión» (previamente «Corcovada», de cuatro cañones y diez carronados, al mando de Jean Monier); goleta «Feliz» («Júpiter», capitaneada por Charles Lomine) y goleta «Conejo» (Con un cañón de 18, al mando de Bernardo Ferrero).

Luego de la victoria obtenida en Los Frailes, la expedición republicana pudo arribar victoriosa el día 3 de mayo al Puerto de Juan Griego (Margarita), y el 7 del mismo mes una asamblea encabezada por el general Juan Bautista Arismendi, ratificó los poderes especiales que le habían sido conferidos a Bolívar en Los Cayos. Desde allí, las fuerzas expedicionarias de Bolívar se dirigen a Carúpano, donde proclaman la abolición de la esclavitud y continúan hacia Ocuamare de la Costa, llegando hasta Maracay.

Fuente: VTV